El fútbol y los videojuegos, concretamente el FIFA. Dos mundos fáciles de entrelazar para muchos y para mí, sin embargo, un sueño hecho realidad.

Desde niño imaginaba que podía llegar el día en el que yo fuese uno de los futbolistas que tanto me gustaba alinear en el equipo, pero esa ilusión se vuelve inexplicable cuando se convierte en realidad.

Con tan solo 6 años, cuando cogí por primera vez un mando de PlayStation y jugué al FIFA 98, no pensaba que tiempo después no iba a ser simplemente un mando, sino que estaría totalmente personalizado con mi nombre y mi número de jugador.

Han sido muchas las horas que he pasado delante de la pantalla, tiempo en el que he aprendido a conocer los que ahora son mis compañeros y rivales, a adentrarme en el mundo del fútbol que hoy es el motor de mi vida. Sin duda, sentarme en mi sillón gaming y ponerme a jugar online con los amigos es mi momento de diversión y relajación, el instante de despertar al niño que llevo dentro.

Todavía me emociono cuando me veo reflejado en el monitor, una sensación que solo se puede explicar cuando dos de tus aficiones se unen en el terreno de juego y tienen como protagonista el balón.

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